Pero sí, no tiene sentido prohibirse todos los caprichos. No es una solución a largo plazo, porque sólo despierta el ansia por los "alimentos prohibidos". El resultado suele ser que uno se come estos caprichos sin control en un ataque de hambre voraz. La mala conciencia suele entonces preprogramarse y uno tira sus objetivos dietéticos por la borda más rápidamente, según el lema: "De todos modos, ahora no importa...".
Es mejor darse un pequeño capricho dulce con regularidad. Si lo come con una comida que haya preparado usted mismo o como postre, y tiene en cuenta las calorías en consecuencia, podrá satisfacer mejor su antojo de dulces sin pasarse. Cuando estás lleno, es más probable que te sacies con una pequeña porción de dulce, como también han demostrado numerosos estudios. Incluso si se añaden algunas calorías a una comida, esto no pone en peligro la pérdida de peso semanal, siempre que no se haga todos los días.
Por cierto, la barrita de chocolate o la barrita crujiente de chocolate también son buenas para satisfacer tus antojos de chocolate.